Poder, belleza y misterio
¿cómo te relacionas con el mundo invisible?
¿cómo te relacionas con el placer?
La hechicera, bruja o chamana, es uno de los arquetipos que genera más tensión interna dentro de las personas.
Desde la memoria histórica de la quema de brujas, hasta el lugar de Lilith y Eva en la tradición judeocristiana, el poder asociado a la sexualidad y misterio del femenino, que sangra sin estar herido y da la vida, ha sido atacado, menospreciado y prostituido, en un intento por controlarlo.
La sensibilidad misteriosa que se manifiesta como intuición, sumada a la conexión profunda con la Vida, es una manera de habitar el mundo por la que muchas instituciones, especialmente el patriarcado, se han sentido amenazadas.
Y así se separa la idea de una “buena mujer”, que ocupa su lugar dentro del sistema, como pareja, madre o hija de …, de la mujer dueña de su placer y su gozo, conectada con fuerzas invisibles, magnética y atractiva, que es señalada y exiliada, puesto que no se puede domesticar.
La hechicera, tiene dos facetas: la de la amante, provocativa y deliciosa; y la de la chamana: sabia y poderosa.
El Amor de la hechicera, nace de la conexión con el propio placer, la soberanía sobre el cuerpo como primer territorio, y la consciencia de la energía sexual como energía creadora. La hechicera sabe que su más grande amor es ella misma, y por ello encarna al “Amante” que ha aprendido a cultivar su felicidad y puede desde allí compartir su gozo con otros.
Es libre porque sigue la verdad de su corazón y su cuerpo, e incomoda porque no cree en los condicionamientos sociales. Se reconoce como su propia dueña y señora, dejando una estela de magia que propone otras maneras de vivir.
El Amor de la hechicera, se manifiesta también, en la conexión con las cosas y los seres, lo que la hace sanadora y vidente, sensible a la energía, y capaz de interactuar con ella de formas misteriosas para la mente racional.
Como chamana encarna el puente entre mundos, y no teme a la muerte, porque sabe que todo danza en espiral. Sabedora de las estaciones y el cambio, y el lenguaje secreto de los símbolos, fluye en armonía con lo intangible.
Cuando la Hechicera está en sombra, porque no conoce el Amor, utiliza su sexualidad y su conocimiento, para dominar y someter, desde la ignorancia de quien no sabe que el poder sin amor es el camino de la insatisfacción y el sufrimiento.
Cuando la hechicera está dormida, su sexualidad no le pertenece y es sólo una forma de llamar la atención o de interactuar con otros, y permanece ajena a la conexión cósmica que su derecho de nacimiento. También puede temer las percepciones y sensaciones que llegan a ella, otorgándole información que su mente racional no puede procesar.
Cuando está en sombra, utiliza su poder para manipular, distorsionar y alterar las percepciones de la realidad de aquellos con los que interactúa. Este comportamiento la lleva al aislamiento puesto que pone su fuerza al servicio del ego y olvida su conexión con el Universo.
Cuando encarnamos este arquetipo de manera saludable:
- nuestra sexualidad va mucho más allá de nuestra cama o nuestra pareja (si quieres saber más…)
- reconocemos el cuerpo como vehículo de placer y templo en el que honramos la belleza de la vida y sus múltiples placeres.
- Sabemos amar sin apegos y nos permitimos apertura y gozo, más allá de convenciones, practicando el Amor, como respeto y libertad.
Del mismo modo, nuestra intuición está muy desarrollada, y sentimos la energía de las cosas, las personas, los lugares y los seres, tendiendo a estar en armonía y cuidando de la vida en múltiples maneras
Para trabajar este arquetipo:
- Conoce tu sexualidad
- Observa tu relación con la sexualidad y busca que esta sea amorosa, respetuosa y deliciosa para ti.
- Explora lo que te da placer y tráelo a tu vida.
- Si deseas trabajar tu chamana, puedes ir a la naturaleza o comulgar con plantas de poder, o simplemente darle espacio y poder a tu voz interior sin racionalizarla
Si quieres hacer un proceso con más profundidad, inscríbete en una de nuestras experiencias presenciales o virtuales o escríbeme para acompañamiento personalizado.