Nadie puede hacerte tanto daño como tus propios pensamientos
Este tiempo, que valora tanto lo racional y el pensamiento, solemos ser ajenos al funcionamiento de nuestra mente.
¿cuáles son sus necesidades?¿ sus funciones?¿es posible ponerla en blanco?
Nuestra mente es el sistema que organiza las percepciones (información que recibe a través de los sentidos) organizando lo que entendemos como realidad.
Es por eso, que, de acuerdo a nuestro estado interno, un día de lluvia puede ser lo más feo y triste, o romántico y contemplativo. La lluvia es la misma.
Los criterios que organizan esta información, son:
- focos de atención
- diálogo interno
- información inconsciente aprendida
Nuestra mente depende de las categorías para ordenar y dar sentido al mundo en torno nuestro.
Al asumir que la próxima entidad que encontremos en una categoría dada tiene las mismas características que la anterior es que asumimos un entorno cambiante. Como la función básica de nuestra mente es la supervivencia, esta busca mecanismos para evitar los errores, y las experiencias de dolor y adversidad.
Si hay un prejuicio negativo, tendemos a concentrarnos en lo que sea para confirmar nuestro prejuicio e ignorar lo que lo desafía, en nuestra tendencia a evitar el dolor.
Por lo tanto, una de sus necesidades es la seguridad; esto significa que buscamos preveer, imaginamos resultados posibles para actuar en consecuencia. Esto puede generar dificultades, porque nos distanciamos de lo que realmente está pasando si creemos que todo lo que pensamos es verdad.
Cuando estos mecanismos no pasan por la reflexión y son sólo reacciones frente al dolor, generan armaduras que, aunque fueron diseñadas para proteger, terminan atrapando a la persona en estados de aislamiento, ansiedad y miedo.
Del mismo modo, se pueden fortalecer los canales neuronales, que permiten el desarrollo del aprendizaje que nos permite ser ágiles, en vez de huidizos al asumir los retos que trae la vida.
Esto requiere desarrollar la inteligencia emocional, la relacional y la espiritual; es decir, ocuparnos activamente de escuchar nuestras emociones, mantener relaciones sanas, y nutrir nuestra conexión con la vida. Así fortalecemos nuestra capacidad de tomar decisiones que nos llevan hacia el bienestar.
El diseño mismo de nuestro cerebro lo hace sociable.
Este puente nervioso hace impacto en el cerebro y por ende, en el cuerpo de cualquier persona con la que interactuamos, así como hacen esas personas con nosotros. Incluso en nuestros encuentros más rutinarios actúan como reguladores en el cerebro, preparando nuestras emociones. Las interacciones sociales funcionan como moduladores, algo así como termostatos interpersonales que continuamente reacomodan aspectos de nuestra función cerebral a medida que orquestan nuestras emociones. Los sentimientos resultantes se manifiestan en el cuerpo como cataratas de hormonas que regulan los sistemas biológicos, desde el corazón hasta las células inmune.
Nuestras relaciones no sólo moldean nuestra experiencia, sino nuestra biología.
Así, que somos una unidad interconectada y necesitamos herramientas para disfrutar del Buen Vivir.
Un primer paso es sanar tu relación contigo mismo, a través de mantener un diálogo interno amoroso, amable, atento y curioso.
Otra estrategia que funciona es no creerte todo lo que piensas
También, te invitamos a desarrollar familiaridad con tu cuerpo a través de la práctica corporal (bailar, yoga, deporte etc) que más se te acomode te traerá paz mental.
Respirar siempre ayuda porque regula el sistema nervioso autónomo.
Si quieres profundizar en tu proceso, me puedes escribir para acompañamiento personalizado, o adquirir uno o varios cursos que hemos diseñado para ti, como “Juegos de la Mente” “Navega tus emociones” “Bienestar y autocuidado” y “Convivir y disfrutar del intento”.