Las mujeres que me habitan

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Encarnando el Sagrado Femenino

La energía femenina, que habita todo lo que vive (al igual que la masculina) es un principio y una expresión fundamental de las posibilidades del ser.

Todos somos hijos y expresiones de la Danza de Eros entre el masculino y el femenino, que crea la vida.

En estos tiempos de empoderamiento femenino, donde tanto hombres como mujeres estamos buscando nuevas formas más saludables, placenteras y respetuosas de relacionarnos con lo femenino, se hace necesario explorar nuevos paradigmas, deconstruyendo ideas patriarcales y descolonizando los cuerpos y cuidando la Tierra.

La transformación que estamos viviendo requiere recuperar valores que han sido tradicionalmente mal vistos, como la vulnerabilidad, la suavidad y la amabilidad, y la poderosa fuerza de la ternura.

Encontrar nuevas soluciones a viejos problemas pide reencontrarnos con partes ignoradas, juzgadas y a menudo menospreciadas, hacer la paz con todo lo que somos y usar esas fuerzas como herramientas de integración autocuidado vital.

En la vida moderna, especialmente las mujeres, enfrentamos el desafío de ser productivas, amorosas, sexys y exitosas todo al tiempo y todo el tiempo. Este frenesí por llegar a ser, nos ha desconectado de nuestra esencia y el poder que existe en la energía femenina.

Anhelamos la conexión con la intuición, la amabilidad y la fluidez que surge cuando estamos en nuestro propio centro.

Muchas comunidades a través del tiempo en el planeta, celebraron la energía femenina: la sexualidad y el erotismo, la fertilidad, la generación de vida, la naturaleza, el amor, la belleza, el alimento y todas las cualidades de la Madre Tierra que sostiene la vida.

De acuerdo con cada cultura, estas eran medio e inspiración para celebrar algunos de sus aspectos: el hogar, la abundancia de la cosecha, el placer sensual, la fuerza de la inocencia y el cambio de las estaciones y la vida; como habitantes del planeta, tenemos memorias ancestrales y un inconsciente colectivo, que nos conectan a esta consciencia.

La energía femenina es cíclica, como la luna y los ritmos del agua; se expresa en nosotrxs cuando nos permitimos sentir, cambiar y manifestar.

Encontrarnos con la energía femenina, significa conectar nuevamente con sentir, y sentir puede resultar incómodo, además de retador. Sin embargo, es absolutamente necesario porque abrazar y disfrutar la vida, es una posibilidad que sólo se abre cuando estamos dispuestos a sentir.

Conectar con el Sagrado Femenino se refiere a incorporar de manera amorosa y consciente atributos del femenino, que han sido tradicionalmente despreciados o ignorados.

Se refiere también a sanar heridas históricas que el patriarcado nos ha dejado.

Recoger la posibilidad de la apertura emocional antes que la desconfianza, la expresión de la propia verdad en vez de la manipulación, el placer como derecho y no como moneda de cambio, y la aceptación de la pérdida como parte de la vida y no como fracaso, son algunas de las invitaciones que trae el encuentro con los Rostros de la Diosa.

Las mujeres que me habitan es una propuesta (a través de textos, talleres y experiencias) que explora, encarna y celebra:

  • 4 grandes arquetipos relacionados con el ciclo menstrual de la mujer,
  • El ciclo lunar
  • Los cuatro elementos
  • Las estaciones.

Trabajamos con arquetipos, porque al ser patrones de comprensión de la realidad comunes a todos los seres humanos, cada uno puede, desde su singularidad, conectarse con las cualidades y posibilidades que ofrece cada arquetipo o modelo. Así, intuitivamente sabemos cuando a una situación le falta aire por estar pesada, o está “caliente” por exceso de fuego.

Si sentimos necesidad de acercarnos al Sagrado Femenino, ya sea porque deseamos más amor y respeto en nuestras vidas y estamos cansadxs de luchar, o porque queremos cuidar la Tierra, o porque nos gustaría tener más libertad de ser quienes somos, podemos hacer parte del camino a través de los arquetipos.

Al reconocer a la Doncella, la Madre, la Hechicera y la Sabia que nos habita, nos conectamos con los distintos atributos de la Diosa e incorporamos sus enseñanzas para vivir de manera armónica y conectada con nuestra propia esencia.

Cuando evocamos cada una de las imágenes que asociamos con el arquetipo (sea doncella, madre, la hechicera o sabia) y hacemos consciencia sobre nuestra relación con ellas, estamos transformando la forma en la que habitamos ese arquetipo en nuestra vida cotidiana

Si eres hombre, esta invitación es también para ti: la energía femenina no es exclusiva del cuerpo de mujer, como tampoco la energía masculina es exclusiva en los cuerpos de hombres. Todos los seres tenemos ambas partes, y si una de ellas está desequilibrada, desnutrida o ignorada, nos resultará difícil sentirnos tranquilos y satisfechos. Del mismo modo, hay personas que desconocen su energía masculina, y necesitan explorar sus arquetipos (guerrero, mago, amante y rey) para integrarse e interactuar plenamente.

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